Perro de la Oficina de Intervención Asistida con Animales de la URJC con niñosAlba Iruela León. El CEIP Alonso Cano (Móstoles) cuenta con un aula específica donde se realizan actividades con los niños TEA que acuden al centro: el Aula de Hormigas. La directora del colegio, Eloísa Solís, expone la filosofía de esta labor cuando afirma que «se trabaja la inclusión y la discapacidad de una manera lúdica para permitir a los alumnos conocer cada causa”. El trabajo que realizan los responsables de la Oficina de Intervención Asistida con Animales en este espacio es adaptar la enseñanza a las diferentes necesidades que presentan los estudiantes, todo ello sobre la base de la inclusión y el acercamiento de una manera lúdica.

Esta iniciativa no impide que los niños y niñas con TEA sean separados de su grupo ordinario. Cada jornada pasan unas horas con el resto de sus compañeros en las aulas de referencia. En el Aula de Hormigas trabajan con actividades más específicas con un tutor que guía las actividades con un perro. En el proyecto están involucrados varios profesionales que intentan que los niños se diviertan en cada sesión, a la vez que avanzan en su desarrollo cognoscitivo y emocional. Algunas de las actividades conjuntas que proponen son circuitos entre los compañeros para fomentar el contacto visual directo y la pronunciación de frases.

La Terapia Asistida con Animales, además de mejorar las habilidades adaptativas, potencia el intercambio comunicativo a través del perro, favorece las funciones ejecutivas como la memoria, atención y planificación y también les ayuda a trabajar el contacto visual. Uno de los psicólogos responsables del proyecto, Jaime Ramírez, asegura que la intervención del animal facilita el avance de la terapia debido a que la interacción que inicia el estudiante con el perro se produce de manera espontánea. Una de las características del TEA es la dificultad a la hora de interpretar y reproducir emociones, tanto ajenas como propias. Por esta razón, Ramírez asegura que “gracias a la presencia del animal, se puede trabajar de una manera mucho más efectiva con los usuarios”.

Disfrutar con los niños y con los animales es fundamental para conseguir avances. Carmen Martín es la técnico que guía las actividades y va acompañada de Nike, el perro que acude al centro. A pesar de que los resultados son lentos, el tratamiento acaba notándose de manera significativa en los niños que lo reciben. Aunque el objetivo principal es ayudar a los niños y niñas, Eloísa constata que “este tipo de iniciativas suponen una enseñanza de vida, no solo para el alumnado, sino para todos los profesionales que trabajamos en el centro”.

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