Alba Iruela León. Profesionales de las ramas de educación, salud y social que forman parte de la unidad de Intervención Asistida con Animales desarrollan el proyecto “Un perro, un niño feliz” en la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, para ofrecer sesiones terapéuticas con perros cuyo objetivo es mejorar el desarrollo de los menores afectados por estas patologías.

Hasta que no se firmó el convenio con la URJC, la Fundación no había incluido este tipo de terapias de manera continua en los pacientes. Una de las mejoras que más se aprecian está en la parte cognitiva. Las enfermedades neuromusculares afectan a la manera de relacionarse con el mundo. Mediante estas sesiones, los niños pueden hacerlo a través de los perros de una forma lúdica. Con ellos también realizan ejercicios físicos y de movilidad para su estimulación y desarrollo.

Este tipo de patologías son degenerativas, por lo que esta terapia con perros supervisada por profesionales ayuda a los niños a mejorar su movilidad en el entorno que les rodea. El director de la Fundación, Javier Pérez-Mínguez, lamenta la escasa inversión que existe en la investigación y la poca visibilidad que tiene este colectivo. Por ello, valora muy positivamente la implicación de todas las personas que colaboran con el proyecto “sin tener, necesariamente, una vinculación directa con estas enfermedades”.

La Oficina de Intervención Asistida con Animales mantiene diferentes convenios con entidades del ámbito sanitario, educativo y social. La colaboración con esta Fundación se viene desarrollando desde hace tres años y, durante este tiempo, han conseguido notables avances en las habilidades sociales e interacción de los menores que son asistidos en este proyecto. Pérez-Mínguez asegura que este tipo de experiencias contribuye también a “mostrar la cara humana de estas enfermedades, con ejemplos de superación y vida”.

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